Son las 23.15, y no es la mejor hora para esperar el colectivo a no muchos metros de la autopista, con este viento frío que pareciera predecir que esta jornada que empieza no será sencilla. En realidad la vida de un policía no lo es. Ya desde el momento en el que se elige ingresar en la Academia, se elije salir de una vida llena de incertidumbres para ingresar en un mundo dificil, hostil, pero en cierta medida, previsible. Mario Molina sacó de su bolsillo derecho un cigarro. Con la misma mano lo encendió, y se quedó pitando, mientras veía cómo el humo del tabaco ardiente se confundía con la bruma fría que estaba a punto de ser una garúa. Quizás no tanto por la intensidad de la llovizna, sino por la similitud que podía percibirse entre esa noche y la descripta en aquel tango antológico. Auque a decir verdad, Miguel Molina nunca escuchó un tango, y si lo hizo, no se dió por enterado. Para él, las canciones no eran otra cosa que element...