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Entradas

Mostrando las entradas de agosto, 2024

Morito

Sonó el timbre.  Carlitos se asomó por la ventana de la cocina y abajo estaban el Chino, Anibal y Rodri. -  Bajá Carlitos! -  se escuchó desde la vereda. -  No puedo ahora, les abro y suban que tengo un quilombo acá - Se escuchó la chicharra del portero eléctrico, y enseguida la puerta de entrada que se cerraba de un portazo. -  Dejo mi bici acá abajo! -  gritó Rodri. Encendieron la luz de la escalera y empezaron a subir, esquivando la bicicleta que estaba apoyada sobre los primeros cuatro escalones, quedando un pequeño pasillito, el que solamente los pibes podrían utilizar.  Las paredes verdes a ambos lados, disimulaban las marcas de manos de los que titubeaban al dar el paso siguiente, buscando el inexistente pasamanos.  O las de Carlitos que subía y bajaba los escalones corriendo y pegándole manotazos a la pared, como para no perder el trazado correcto y evitar la caída. Al principio se pegó un par de porrazos, siempre cuando bajaba con Morito....

No soy un extraño - 5ta y última parte - Sin título

En el tercer piso, a la salida del ascensor, había una especie de buffet, por llamarlo de alguna manera.  En realidad era el final de un pasillo que conducía hacia un par de consultorios que no se utilizaban desde hacía unos  años.  La gente de enfermería, con Patricio a la cabeza, propuso armar ese barcito en el hospital, para poder comer algo diferente al menú de los internados (como si fuese poco el sufrimeinto de estar allí, esa comida lo intensificaba).  Habiéndo conseguido el visto bueno del DIrector, acordaron con Eleonora, la señora que tenía el quiosquito en la planta baja, que se hiciese cargo del futuro buffet, con la ayuda de Jorge, uno de los camilleros que se había cagado la cinura y no quería seguir con el trabajo pesado, y Don Garcia, uno de los porteros recientemente jubilado.  Un consultorio lo tomaron como depósito, y el otro hacía las veces de cocina, aunque al no haber gas y no tener una pileta grande, era el lugar dónde se hacían los sánguc...

No soy un extraño (Parte 4) - Mariel

- "Doctor Anselmi, lo aguardan en Cardiología.  Doctor Anselmi..." - Alguien habrá de ser el que ideó, cómo debería verse un pasillo de hospital.  Es posiblbe que haya tenido en cuenta que en ese lugar la gente sufre; tanto los internados como los que aguardan las noticias que casi siempre no son  las esperadas.  Esos corredores, largos, que simulan ser tramos de algún laberinto, le dan vida a cualquier brisa menor que se cuele por ahí, para convertirla en una ráfaga.  Todos sabemos que en invierno, suelen hacer temblar al más pintado.  No es casual que las paredes se cubran con azulejos, blancos, los que provocan que el viento tome más velocidad aún.  Y que el que se apoye en ellos sienta el mes de julio tatuado en su espalda. Mariel había llegado temprano, luego de dejar a Tomi en la escuela.  A las diez le darían el informe médico.  Quizás la confirmación de lo que la noche anterior le habían adelantado.  Sentada casi en cuclillas en ...

No soy un extraño (Parte 3) - No me gustan los lunes

 - Prenda la  calefacción Perez. Mestoy cagando de frío! - -  No anda Oficial - -  Pero... Una camioneta nueva y ¿ya la rompieron? - -  Así vino de la 5ta. - Molina cerró hasta el cuello su campera de gabardina azul, y frotando con su antebrazo el parabrisas, intentó quitar el vapor estampado sobre el vidrio -  Oficial, es de afuera, no se gaste - -  Poné el limpiaparabrisas.  Si seguimos así nos estrolamos en cualquier esquina -  Perez bajó la palanca derecha y un arcoiris sin color se proyectó delante de ellos, al desparramarse el rocío casi congelado y la tierra de vaya a saber cuántas noches de dormir al sereno. -  El sapito, hombre el sapito! -  Casi a los gritos, Molina dirigía las acciones dentro de la camioneta. -  Tampoco anda Oficial - -  Uyyyyy me cago en esta camioneta y en el que esté a cargo de ella.  Lo voy a reventar!! -   Si bien en el cielo se vislumbraba cierta claridad, afuera era poco lo...

No soy un extraño Parte 2) - Historias de Poli/ladron

Otro en su lugar aprovecharía la madrugada para dormir, esperando que no pasara nada importante que lo obligase, aunque mas no sea, a decir dos o tres palabras en la  radio policial.  Esas noches de julio, venían bastante tranquilas - Toco madera!! - dijo en voz alta, buscando algo sin patas.  - ¿Un bastón se considera pata? -  No había otra cosa a mano, más que ese lustrado trozo de cedro o alguna otra madera rojiza; siempre, ahí al lado de la bandera argentina.  Ese bastón era una especie de compañía.  Especie porque acompañar siempre implica, cobijar, entender, estar.  En ese caso esa maderaa le recordaba a su padre, el que luego de un accidente en la calle (que nunca supo muy bien cómo fue) quedó rengo y malo.  Bah, siempre lo fue, lo de malo.  Pero pareciera que la renguera le hubiese exaltado su maltrato hacia los demás, especialmente hacia Mario. Ese palo era el símbolo de todo lo que estaba mal.  Cuántas veces lo golpeó en su esp...