En el horario de las 00.30, el tren solía venir casi vacío, era muy poca la gente que iba hacia la Capital. No se me ocurre quién. Laburantes, no creo. Quizás alguno que anduvo visitando parientes y lo invitaron a cenar, o vaya a saber quién más. Yo estaba dentro de la categoría vaya a saber quién más . En realidad esa noche quería aprovechar el boleto de ida y vuelta, y si no era este tren, perdía toda oportunidad de viajar gratis. Había subido bien adelante y me puse a caminar un poco, de vagón a vagón. No lo pensé en su momento pero es lógico, si el motivo del viaje era solamente viajar, había que buscar algo más que contar. Uno nunca sabe con quién puede encontrarse al bajar y qué preguntas puede recibir. Algo que me llamó la atención es que los carteles de para fumar o no, negros y rojos, no estaban siguiendo un orden como cualquier hijo de vecino esperaría. Creo que el que dió las instrucciones para que se colocasen. no explic...