Ramón Luna era el mayor de tres hermanos. Ocupaba una casita baja en el fondo del terreno familiar en Villa Celina. Compraba y vendía autos y alguna que otra moto que ofertaba al costado de la autopista, y casi siempre se lo veía por las tardes con una de esas sillas plegables y una mesita. Él y sus hermanos empezaron a hacerse conocidos hace un par de años en Los Sapitos, y rápidamente trascendieron ese barrio, hasta acercarse al mismísimo Once. Y ultimamente se los vió varias veces merodeando la zona "fiscalizando" los campeonatos de penales que todos los sábados se hacían en las canchitas de los distintos barrios " Ramón, estate atento. En cualquier momento vas a tener baile, y vos sabés que cuando hay baile, hay que bailar" . El mensaje entró al teléfono de Ramón, quien se levantó sus anteojos oscuros onda Lenny Kravitz para poder leerlo. Una camioneta verde paró frente a los autos estacionados sobre el pasto, y el hombre se paró y saludó c...