Y yo tendría diez años y el cambio de colegio me vino sin anestesia; pasar de caminar media cuadra mientras me abrochaba el guardapolvos, a levantarme con la bocina del micro de Don Hugo a una cuadra de casa, porque el colectivo
era muy grande y no podía dar la vuelta fácilmente en la puerta de
casa. Todos los días siete menos cuarto se hacía oír, y los vecinos
nunca me putearon, es más, los días que no iba al cole, alguien
reclamaba que se había quedado dormido
Tuve que aprender algo de inglés con Silvia, una profe que vivía enfrente del GEI, y que cada tanto paso por la puerta y no me animo
a tocar el timbre. Música también tenía que dar exámen de ingreso,
pero ahí la tenía a Cristina que me desasnó con las cuestiones de los
espacios y las corcheas
Un día de marzo sería, caí en el edificio que estaba al lado del Castillo de Castelar, y me asignaron el Sexto A, turno mañana, teniendo como mi primer
compañero de banco a Edu, el que meses más tarde deslumbrara con su
zurda exquisita en el raído césped del Deportivo Morón. Yo que era el zaguero
Central del verde equipo de Los Leones, lo tomaba como un faro para
asistirlo y asegurar una salida prolija, como requerían los pergaminos
de esa mítica formación. Gastón, el Tano, Datzira, Maguila, cuánto talento junto, que la vida hizo irrepetible, aunque es cita obligada de los memoriosos cuando se refieren a viejas Glorias del amateurismo
Fue esta vieja canción https://open.spotify.com/track/24IHwt3oO37js9tC48hWMr , la que me hizo acordar de estas cosas. Es que este cambio de colegio fue para mi una experiencia iniciática, y precisamente fue
Edu el responsable. Si bien conocía algunas canciones de los Bitles,
de haberlas escuchado en la radio o en la casa de alguno de mis amigos
del barrio, comencé a recibir toda la información necesaria hasta
convertirme rápidamente en lo que soy, un incodicional de los
flequilludos
Fue un día de ese año, quizás en invierno, o no
tan frío que recibí de sus manos el certificado que me graduaba en
tamaña cuestión: una hoja de carpeta rayada Rivadavia, con la lista de todos los discos LP de Los Beatles, prolijamente escrita con una, supongo, 303 azul, en órden de aparición, numerados y asignándole a cada disco, un renglón, como debe ser. Sin dudas ese fué el
máximo tesoro que pude obtener, en todos estos casi cincuenta años de
música. Y durante años permaneció prolijamente doblada en tres o cuatro
veces, dentro del primer cajón del escritorio color roble que tenía al lado de mi cama, justo enfrente del poster de Vilas.
No sé qué pasó con ese escritorio, luego de casarme, pero no dudo que donde quiera que esté, se podrá encontrar esa hoja doblada, junto a la Almendra barnizada que nos regalara Leo, cuando se juntaron nuevamente los de acá en nuestros último año de secundaria
Pd: el link de referencia lleva a You´re sixteen del disco Ringo de Ringo Starr, el primer disco que me compré, pero esa, es otra historia
Riqui de Ituzaingó
Querido Ricky, me resultó muy emocionante reconocerme como personaje en un relato de tu tan amable pluma. Le sacaste el polvo a algunos recuerdos, que creía olvidados. Ese relato futbolístico más mítico que real, pero no por eso menos bello. La noble actitud de omitir la goleada que nos comimos en la cancha de 11, que superaba nuestra experiencia y limitaba nuestras destrezas. Y los eternos Beatles que no recordaba haberte presentado, aunque no me extraña. Mucho menos me asombra el relato de la hoja con la discografía ordenada cronológicamente. Ya ensayaba entonces mi virtuosismo en neurosis obsesiva y mi doctorado en procastinación. Ahora sigo haciendo lo mismo, pero con un excel. Lo esencial no se pierde.
ResponderBorrarMe encanta como escribís aunque estúpidamente nunca te lo haya dicho. Te seguiré leyendo y releyendo. Con tu permiso me encantaría compartir este escrito con mis otros amigos. Qué lindo es alimentar el alma encerrada en cuarentena.
Leer esto es casi como meterme en una máquina del tiempo. A las tardes de domingo con un CD de los Beatles, o a las guitarreadas que hacíamos con Luci en los banquitos del jardín, tratando de balbucear alguna de las canciones más icónicas que venían en el librito que tenías con todos los acordes.
ResponderBorrarAhí creo que comprendí un poco de lo que es la música y lo que transmite.
Y uno es lo que mama, no?
Y yo a los Beatles lo llevo en la sangre, gracias a vos, pa.
es el tercero que te escribo. me alegra ver que seguis con tu muy buena costumbre de los maravillosos relatos, que inevitablemente me llevan a volar hasta esa epoca, que por algo siempre siento presente.No es por el futbol, Sin duda es por la amistad y la musica.
ResponderBorrarQue importante es todo lo que contas y como