Escuchaba no hace mucho, que uno se hace grande, el día que solito, sin que nadie se lo pida, calienta por primera vez la pava, y llena el mate de yerba. Y se sienta, generalmente en la cocina, solo, y comienza ese rito de iniciación, con la certeza que ya nada será igual. Algo similar, pasa con el fóbal, uno se recibe de jugador, de esos que pueden pisar con dignidad un potrero, el día que se van a un baldío, solo con una pelota, y se ponen a patear e imitar esas gambetas, caños y chutazos , que se cargan en la mochila de la memoria reciente. Esa tarde, de vaya a saber qué año, vi en Matineé, un pibe al que lo tenían haciendo jueguitos con una pelota a un costado del Estudio, mientras conducían el programa. Pude escuchar que se llamaba Maradona y que jugaba para Los Cebollitas , en el mismo campeonato en el que nosotros participábamos en el Deportivo Morón . Volví a casa, y después de cenar, agarré mi pelota Huevo de avestruz y me dormí con ella, como pa...