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Un valsecito para Julio (parte 2)

" Clap Clap Clap "  el aplauso de Julio se notaba sincero, a juzgar por su cara -  Me encantó!.  Deje de vender ropa y dedíquese a esto -

-  Le agradezco, pero ya estoy grande para tocar por ahí, y enseñar... ya le dije -

-   Nahh,  nunca es tarde...  La buscan, ahí en la ventana -

Por la ventana que daba hacia la calle, se asomaba un muchacho de unos quince años, apoyando su cara junto a sus dos manos, para que la luz del atardecer no molestara su visión

-  Hola nene ¿qué querés? - le dijo Elvira abriendo la ventana de vidrio

-  Dice mi mamá si tiene hilo de coser negro -

-  Esperá que abro la tienda - y tomó del llavero una Trabex que abría la puerta Interna que daba al garage - Acompáñeme Julio, así de paso le muestro -

No era un lugar pensado para un auto chico, quizás no fue hecho con ese fin, pero la Tiendita de la Profesora, como todos la conocían, estaba bastante surtida  e invitaba a buscar y revolver entre tanto perchero, canastos de mimbre y una estantería ancha que ocupaba la pared que lindaba con el vecino.  La ropa no era de la última moda, se ve que se compraban muchos saldos y lo que estaba de oferta, quizás por fin de temporada, pero a la gente del pueblo le gustaba y de a poco la clientela iba tomando confianza. Y en la punta de la estantería casi contra el escritorio que hacía las veces de mostrador, había cosas de mercería, hilos, agujas, botones, cintas, en fin, todo lo que podía sacar de un apuro a las señoras que cosían.  La idea de Elvira era también agregar alguna cosa de librería, pero ahí ya iba a tener que pelear con el Kiosco de Carlos, a menos de dos cuadras

-  Ve Julio, lo tengo bastante surtido, y mal que mal, me da unos pesos por mes que complementan la jubilación.  Y de a poquito, se vende mas.  Tengo el lugar, no pago alquiler, ni tengo gastos porque es mi casa -  Elvira le abrió a su cliente, y le dió el hilo pedido.  Lo anotó en el cuaderno de fiado y le dijo - Decile a tu mamá que se lo anoto, no hay problemas, y que cuando pueda que me llame, que  tengo que pedirle un favor -

-  ¿  Habrá venido la señora que alquila la pieza? -  preguntó Julio

-  ¿La Fina? No sé, vamos a ver -  Salieron por la puerta del garage, la que daba a la calle y comenzaron a caminar por la vereda

-  Adiós Profesora!  ¿De paseo? -

-  Hola Marcos, ¿cómo anda de la rodilla?  Voy de la Fina, el Señor necesita una pieza para pasar un par de noches -

-  De la rodilla, ahí ando, me duele, algunos días más, otros menos.  La Fina se fue de viaje. ¿No se enteró? -

-  No, ¿Qué pasó? - 

-  Viajó a Santa Fé, se le casaba la nieta y ella salía de madrina.  Parece que la llamaron de urgencia por el tema de los preparativos y esas cosas que llevan tiempo -

-  Ahh Marcos, me quedo más tranquila, había pensado lo peor.  Mándele un saludo a su señora y dígale que la espero cualquier tarde a tomar mate, así nos ponemos al día con las noticias - Elvira miró a Julio y le dijo - Nos volvemos -

-  Qué problema! ¿Dónde puedo pasar la noche? -

-  Nos vamos a arreglar en casa, no hay otro lugar que yo sepa, en Margarita -

-  No quiero incomodar, sino me voy a la Terminal y busco micro para otro lado -

-  Olvidese, se queda en casa -

Volvieron rápido, ya era casi de noche, y al entrar, Mona, la gata, se coló por entre las piernas de la dueña de casa, maullando, y haciéndole saber que aún no le habían dado de comer.

-  Mona, andá para la cocina, que ahora te preparo algo.  Elba, el Señor Julio se queda a pasar la noche en casa.  Mi comadre viajó, y noy hay dónde alojarlo -

-  Hacé lo que quieras, espero no te arrepientas, y que no tengamos sorpresas. - Elba, con su peor cara se fue por el  pasillo hacia las habitaciones -  Ahh, te espera el novio de tu hija en la cocina.  Se ve que estás muy solicitada ultimamente -

Elvira lo miró a Julio que seguía parado al lado de la puerta de entrada y le preguntó - ¿Se piensa quedar parado ahí hombre? Acomodese. Mire en aquel sillón que está contra la ventana va a dormir.  Es de los que se abren.  Después le traigo una sábana y una manta por si refresca -

-  Le agradezco.  Escúcheme, dígame dónde puedo comprar, así preparo unas empanadas, déjeme que yo me  ocupo de la comida de hoy -

-  Me parece una buena idea, me encantan las empanadas, de carne y con pasas de uva.  Mire, como sale, cruza la calle, y va hacia su izquierda, en  la otra cuadra hay un mercadito, ahí consigue todo.  yo mientras voy  a ver qué quiere este hombre, aunque me imagino... -

La cocina de la casa era amplia, como todos los ambientes de la casa.  Tenía una mesa grande dónde podían comer cómodamente ocho personas.  Su ventana daba al patio trasero que miraba a la pieza dónde vivía Susana, y como pasa en muchos hogares es el  lugar más importante de la casa.  Juan estaba sentado el lado de la cocina, tomando mate y comiendo un sanguche hecho con una flautita y queso.

-  Veo que ya te serviste, pensé que a lo mejor, me esperabas a mi -  dijo Elvira

-  Qué dice Profesora, tenía un poco de hambre y me hice un sanguchito.  ¿Quiere un mate?  Es dulce, ehh -

-  No me gusta el mate dulce, y si te vas a hacer para vos ya te dije que no uses la calabaza, que después me queda hecha un asco con tanta azúcar que le ponés.  Dale, desembuchá, ¿Qué problema tenés ahora? -

-  Me quedé sin trabajo -

-  Juan, hace una semana habías empezado con Don Ismael en la obra de los locales ¿ Qué pasó? -

-  Y, me parece que no le caí bien, y desde el primer día me empezó a mirar mal, y cada cosa que hacía, le buscaba un problema.  Tiene un carácter ese hombre, insoportable! -

-  Y te echó -

-  Me dijo que ya no me necesitaba, que fuera el lunes a cobrar la semana -

-  Mirá Juan, no me enrosqués la víbora, ya es el tercer trabajo que te consigo y en todos tenés problemas.  El mundo se puso de acuerdo para joderte!  Dejate de embromar!.  Levantate temprano mañana, bien temprano y andá a verlo de nuevo a este hombre a ver si  lo convencés, y sinó buscate algo por ahí, pero yo no te puedo seguir manteniendo, a la Susana y a los chicos, no tengo problemas, porque son mi familia, pero a vos, no.-

- Pero no tengo un peso, si me presta algo para comprar comida, se lo devuelvo el lunes cuando me pague -

-  Decile a mi hija que venga -


Julio entró al Mercadito Rivadavia, y vió que estaba limpio, bien ordenado y con cuatro mostradores que vendían almacén, limpieza, carne y verduras, pero con dos personas atendiendo. Ellas tenían una cierta habilidad para pasar de un mostrador a otro, y atender según el orden de llegada, sin preguntar a quién le tocaba, y llamando a cada uno por su nombre.  Celia, la dueña del boliche estaba en la caja, y ni bien Julio puso un pie dentro, fue recibido con - ¿El señor qué necesita? -

-  Buenas, y.. un poco de todo, tengo que hacer empanadas -

-  Ud no es de acá, ¿está de paso? -

-  Si, por lo menos hasta mañana me voy a quedar -

-  Y está parando ¿dónde? -

-  En lo de la Profesora Elvira -

-  Ahhh, mi vecina, no sabía que tenía visitas.  Usted es pariente -

-  Pariente lejano -

-  Por parte de ... -

-  Primo de un primo.  ¿Me puede dar tapas de empanadas? -

-  Si, si, por supuesto.  Si va a cocinar para todos, se va a tener que llevar por lo menos tres paquetes, porque ahí en esa familia, no sabe cómo comen!.  Y la Elvira es la que para la olla en esa casa.  Yo la quiero mucho, pero la verdá, esa familia....  Tres paquetes, cuarenta y dos tapas.  ¿Qué más le doy? -

-  Deme Pepsi light, si tiene, y una naranja, cualquiera.  ¿Usted conoce a la familia? -

- Coca light, ¿es lo mismo?  Si, la pobre se jubiló y con los ahorros que tenía empezó con la tiendita para poder mantener a esas dos vagas que tiene como hijas, y encima siempre le meten un hombre en la casa, vago como ellas, por supuesto! Algo más de acá -

-  Está bien Coca.  Necesito verdura y carne -

-  Cholita atendelo al señor!.... ¿me dijo su nombre? -

-  Julio -

-  Qué bonito nombre, Julio, justo el mes en que nací.  Qué casualidad! -  volvió a dirigirse a una de sus hijas -  Cholita atendelo por favor al señor Julio que hoy cocina empanadas para la Profesora -  y dirigiéndose a Julio le dijo, -  Ahora mi  hija lo atiende, yo soy Celia, y si mañána quiere desayunar rico, a las siete y media ya abrimos y hay un pan casero que hacemos nosotras que es lo mejor de Margarita.  Lo espero -

Julio, con  una sonrisa, asintió con la cabeza, y fue a comprar carne picada, cebolla, morrón, y esas cosas que usan los que saben hacer empanadas.


Llegó a lo de Elvira nuevamente, y golpeó la puerta

-  Julio, pase que está abierto -  se oyó desde adentro de la casa.  Abrió la puerta y escuchó la voz de la Profesora hablando con Susana -  Nena, no me traigas más vagos, uno peor que otro, hacelo que corte el pasto por lo menos!  -  Y salió de la cocina, a recibir a Julio - ¿Cómo le fue  con la Celia? Porque me imagino que se habrá presentado -

-  Compré como para armar tres docenas, no sé cuántos comen -

-  Mire, nosotros dos, a la Susana después le llevamos algunas para ella y los chicos.  A la Elba no la cuento.  Haga todas y si después sobran las comemos mañana -

-  Bueno si le parece arranco - Y se fue para la cocina.  Elvira lo acompañó y le dijo -  Ahí tiene todo en las puertas de abajo de la mesada, sartén, tabla, hay aceite, en fin.  Cualquier cosa me pide -

-  Bueno, vamos a ver cómo salen -

-  Ahh, y lo más importante... -

Julio apoyó las bolsas sobre la mesada de mármol clarito, y llevó su vista a la Profesora, esperando que complete la frase

-  Cuídese de Celia -

-  ¿Porqué me dice eso? -

-  Ahhh, porque yo la conozco!  Es una comehombres -

-  ¿Qué es eso? -

-  Todo tipo que anda suelto por ahí, ella lo quiere para si,  y si bien no me consta, dicen por ahí que los lleva a la casa y los endroga, y vaya a saber lo que les hace.  Por eso no le dura ninguno -

-  Pero ¿porqué me dice eso a mi?  Yo estoy de paso, no tengo previsto quedarme mucho tiempo -

-  Es bonita, y tiene la habilidad para atontar a los hombres cuando les habla, seguramente va a buscar la forma de volver a verlo.  Cuídese, Julio.  Es una bruja! -

-  No debe ser para tanto, no exagere -

-  ¿Qué no?  Sin ir más lejos, el Atilio, el hermano del Carlos, el del kiosco, supo ser novio de la Celia, y si hoy lo ve, es un alma en pena, lo dejó hecho una piltrafa, como dicen los chicos ahora.  Nooo, es una arpia! -

Julio empezó a picar cebolla y morrón, y como ya tenía decidido desayunar al otro día con pan casero, cambió de tema, así se concentraba en esas docenas de empanadas que iban a ser su carta de presentación, con quién lo alojaría por esa noche, por lo menos

-  Elvira, sabe que la cocina y la música forman una dupla insuperable.  ¿Qué le parece si mientras cocino, se toca algo lindo en el piano? -

-  Ud. lo pide, Ud. lo tendrá -  Y salió de la cocina rumbo al final del living, dónde tenía su piano.  Levantó la tapa, arrimó el banquito, y comenzó a tocar, para Julio, esta canción (hagan click sobre el link y suban el volumen)


Continuará..


Riqui de Ituzaingó


Comentarios

  1. Hay que lindoooooo.... Me encantan tus historias paseo por cada lugar que narras, la inédita, el mercadito, sentí el olor de la cebolla que estaba picando mientras Elvira tocaba en el piano Taquito Militar...Que me encantó escucharlo!!!!
    Ana Lidia Pagani

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