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(La) Reconquista (final)

Una grúa azul metalizado, con letrero en sus puertas "Remolque los Cuñados" y una baliza naranja en su techo, salió de la vieja Ruta 14 para entrar en la estación de servicio.  Paró frente al galpón que estaba detrás de los surtidores, y un policía, un hombre flaco, de unos treinta y tantos años, bajó por la puerta del acompañante y fue recibido por Justina, que estaba tirando agua con una manguera, para que no se levante tanta tierra.

-  Era hora!! - fue el saludo de bienvenida

-  Buenas, si, se atrasó un poco todo porque justo el Juzgado que está a cargo del tema, cerró una semana porque hubo un desmoronamiento en un baño y no podían trabajar normalmente -

-  Ahhh -

- Bueno, eso es lo que me dijeron.  ¿No tocaron nada no? -

-  ¿ Y no ve que está la faja que pusieron ustedes?.  Además, qué me voy a poner a tocar, tengo otras cosas que hacer, más importantes.  Dele, apuren que ya mismo le aviso a los muchachos que se vengan a trabajar.  No pueden estar tanto tiempo parados -

El policía rompió la faja que estaba pegada, que no era otra  cosa que un pedazo de cinta de esas que se usan para cerrar las cajas, y dos hojas de fotocopias  que tenía escrito con un fibrón  CLAUSURADO.    Justina le alcanzó una llave y abrió el candado.  Corrió el pasado portón de madera y de adentro salió un gato barcino, no muy contento con la decisión judicial.

-  Uyyy hay un auto adelante! -  Fue lo primero que dijo el policía al ver el Citroen 3CV amarillo. - Lo vamos a tener que correr -

-  Le traigo la llave - Justina dió la vuelta y trajo el llavero de pequeños tientos con unas bolitas de color naranja en sus extremos.  Le dió la llave al policía, el que al abrir la puerta pegó un grito:

-  Pero que olor a mierda que tiene este auto!!! - y se bajó de inmediato

-  Estaba para lavar, pero ustedes lo dejaron ahí adentro, y pasaron unos cuantos días.  Tápese la nariz y sáquelo -

-  No me subo ahi.  Vamos a empujarlo.  Deme una mano - Dirigiéndose a Justina, que hizo un gesto con la cara como diciendole Ni soñarlo y se puso a un costado cruzándose de brazos.

Él salió del galpón y le hizo señas al chofer que viniese.  El camión hizo unas maniobras y empezó a acercarse de culata, despacio.

-  Noooo, Cristobal !  pará! -

-¿No me dijiste que vaya? -

-  Si pero vos solo, no con el camión -

Cristóbal  bajó con cierta dificultad, no tenía el mejor estado físico para andar subiendo y bajando camiones, pero no le quedaba otra, era su trabajo

-  Vamos a empujar el Citroen, y lo ponemos de costado, así podemos enganchar la chata -

-  Pedile a la señora la llave y lo sacamos andando -

-  No, no se puede entrar, no sabés el olor que tiene adentro.  Es imposible -

Cristóbal le extendió la mano, recibió la llave, y sin decir palabra se subió al 3CV.  Le dió arranque, pero no llegó a dar dos o tres vueltas.  Sin batería.  Puso punto muerto y con la puerta abierta lo empezó a empujar solo, hacia un costado.  -  Esta changuita te la cobro aparte ehhh -

Con el auto ya afuera medio cruzado pero sin entorpecer el camino, el chofer se subió a la grúa y comenzó a hacer las maniobras para poder enganchar la chata.  Lo puso justo detrás, y empezó a bajar las cadenas para llevarlo de tiro.  Mientras tanto, el policía salió del galpón y se fue abajo de uno de los árboles que estaban como mirando a la huella.  Sacó su radio  " Soy Maidana, ¿me escuchan?  .....   Si ¿qué pasa? ..  Estoy cargando la chata con Cristóbal, calculo que en media hora lo tenemos listo ...  ok te esperamos con el mate ...  El Negro ¿está por ahi?...  Si ..  Preguntale si se acuerda el radió que entró hoy buscando un auto amarillo, ¿Qué auto era? ..  Esperá que está en el trono ...  espero ... Maidana, Citroen ...  Bueno, acá hay uno.  Avisale al Comi  "


Si bien es cierto que la mayoría de la comida de cada día la aportaban todos aquellos que colaboraban con el Hogar, de manera prolija u programada, era Esther quién se hacía cargo cuando alguien avisaba que no iba a poder entregar su colaboración, o como en estos casos, la que hacía alguna cosa dulce para los cumpleaños o para aquellas ocasiones especiales que así lo ameritaban.  Su especialidad eran los bizcochuelos, caseros por supuesto, de limón o de naranja, apenas rociados por arriba con azúcar en los últimas minutos de horno.  Si bien esto parecía una preparación bastante simple, no había cumpleaños en el Hogar si no estaban los bizcochuelos de Esther, así decían los chicos.  Y también lo afirmaba Elsa que anticipó telefónicamente su llegada, más que nada para que no faltasen esas tajadas amarillo suave por dentro y un ámbar casi pintado al óleo por fuera, para acompañar los mates de la tarde.  Es que esa tarde no iba a ser una tarde mas.

Julio se hizo cargo del mate, con la pava al ladito de la hornalla como a Él le gustaba y con Elsa pegada a su lado, como también le gustaba!.  Y sentadas en la punta de la mesa, Marcela y Esther que esperaban el tan demorado relato de la historia de amor que veían en vivo y en directo y sin suscribirse a ningún canal de cine

- Nos conocimos en una estación de servicio de la Ruta 14, cuando me quedó el auto metido en un garage porque la policía clausuró ese galpón, dónde había una camioneta de un ladrón, creo que cuatrero.  Y como no tenía mucho que hacer de mi vida, acepté la invitación de la Señora a acompañarla en sus viajes por las Rutas Argentinas, como decía la canción -

-  Nahhhh, no fue así.  Él se me abalanzó y me pidió por favor que lo llevara que no se quería quedar trabajando de playero en la estación de servicio de Justina! -

Y los cuatro se rieron, todo estaba bien allí, en ese momento.

-  Hablando de Justina, cuando veníamos para acá, el fin de semana pasamos por San Gregorio y le pregunté a ver si le habían liberado el Galpón con el Citroen adentro, y me dijo que no, que estaba esperando que llegaran en cualquier momento, ya había estado reclamando.  Así que le dije que me avisara, que vos estabas en Reconquista y que te iba a ver -

La charla siguió, aunque con algunas interrupciones de los chicos que cada tanto entraban a llevarse una porción del bizcochuelo  de naranjas, que para hacerlo durar, en esta ocasión lo cortaron en cuadraditos.

-  ¿Y cómo es eso de que querés quedarte en el Hogar? -  le preguntó Elsa a Julio sin dejar de agarrarlo del brazo, lo que hacía desde que había llegado.

-  Estoy con tiempo libre, y creo que pasar un tiempo acá me va a venir bien, y de paso les doy una mano, hay mucho que hacer, y estas chicas solas necesitan respirar un poco.  Sin ir más lejos ya tengo todo anotado lo que tengo que comprar para arreglar las pérdidas de las canillas, y emprolijar luces, llaves y esas cosas que si las dejás estar se vuelven un problema -

-  ¿Te parece si vamos ahora?  Nos queda un rato, los negocios cierran a las seis de la tarde -

-  Dale -   Contestó Julio, mientras vaciaba el mate y guardaba los dos tarritos de yerba y azúcar.

Y los dos se fueron del brazo, y al llegar a la avenida, doblaron hacia la derecha, buscando la ferretería del barrio.  El sol empezaba a esconderse detrás de los plátanos que le daban ese toque especial a la avenida.


Cualquiera que viese la escena diría que estaban filmando una película.  El Comisario Juarez entró a su oficina protestando porque no podía cerrarse de una manera confortable su cinturón.  Sus ciento y tantos de kilos iban en aumento y el último agujero del cinto que sostenía el pantalón del uniforme, se lo había hecho Él mismo con la punta de una tijera que encontró en el costurero de su casa

-  ¿Y ahora qué pasa Menéndez que está ah paraú con esa cara de susto? -

- Vino la gente de San Gregorio, con dos chatas, un oficial y varios efectivos -

-  Pero la puta! ¿A quién están buscando, al Colombiano? Decile al que esté a cargo que pase - Dijo el Comisario, mientras se servía un café de un termo grande de aluminio y encendía un cigarrillo Particulares 30.

-  Comisario, Principal Vanoli, de San Gregorio -

-  Sientese.  ¿En qué quilombo andan? - le preguntó mientras le servía un cafe, y le señaló el paquete de Particulares como para que se sirviese

-  Por indicación de Policía Federal estamos tras el rastro de Pedro Pontillo, Uruguayo de unos sesenta y cinco años, estafador, extorsionador y tratante de blancas.  Tiene pedido de captura internacional por Interpol. -

-  Ajá, ¿ y nosotros qué tenemos que ver con todo este quilombo?  No me vengan a hinchar las pelotas si no tienen algo firme y concreto - El comisario le metió el primer sorbo a su café, dejando sus importantes bigotes canosos, teñidos de un color que no se sabía si tiraba hacia el violeta o al beige.  Y se quedó mirando al Principal, esperando más datos.

-  Según el cable recibido, el individuo cruzó a Buenos Aires hace unos treinta días, se instaló en el barrio porteño de Flores, y en una concesionaria de usados compró un Citroen 3CV de color amarillo, vehículo con el cual emprendió la huida con rumbo al interior del país.  Está utilizando distintos documentos de identidad, todos pertenecientes a argentinos, y se presume que porta armas. -

-  ¿Quién le está dando toda esta información? -

-  La Oficina de Inteligencia Uruguaya -  Confirmó el Principal

-  A la mierda!  No sabía que tenían oficina y todo, qué lo tiró de las patas!.  Bueno ¿qué quieren? -

-  Mis hombre encontraron el auto en un galpón y las características de quién lo conducía coinciden con el prófugo.  Y según datos de la titular del establecimiento donde se halló el vehículo, estaría en Reconquista, y respondería al nombre de Julio.  Y se desplazaría en un camión con una cómplice, un tanto menor que Él que respondería al nombre de Elsa.  Necesitamos apoyo logístico -

-  ¿Datos del camión?  ¿Número de patente? -

-  Tenemos esta foto.  Creo que no será difícil encontrarlo -

-  Y si no le parece difícil, para que carajos están acá pidiendo ayuda!  La puta madre!.  Menéndez!!!

-  Si Comisario -

-  Mandale esta foto al Oficial de calle, que busquen este camión.  

-  Entendido -  Dijo el ayudante y salió pronto de la oficina.  El Comisario se levantó, encendió un ventilador que estaba contra la ventana, y si bien no era época, esa oficina lo necesitaba; el olor a pucho, las gotas de transpiración que siempre corrían por las mejillas del Comisario, y por sobre todas las cosas, el incesante desfile de problemas que le traían a este hombre que lo único que hoy quería era pensar en su inminente retiro para ir a pescar surubíes al Paraná.  De pasada enchufó la radio y sintonizó una emisora de tangos.  Y preguntó al Principal:

-  ¿Sigue estando el Comisario Malienti? -

-  No, hace unos años lo trasladaron a Venado Tuerto y no supimos nada mas de Él -

-  Carlos Malienti, le decíamos la araña, no se le escapaba ninguna mosca.  Muy pillo, yo lo conocí cuando tuve que arreglarle unas agachadas que se habían mandado dos de los de su jurisdicción.  Y me quedó debiendo algunos favores.  Ya voy a pasar a visitarlo.  Si tenés el teléfono de Él pasamelo, sino coneguimelo -

El ayudante entró de repente - Lo tenemos! -  y se detuvo frente a los dos hombres -  Llamaron desde el móvil tres, está estacionado frente al Hogar del Sol, sobre la calle Urquiza - 

-  Solucionado el tema -  Dijo el Comisario - Fue un gusto.  Ahí Menéndez les indica cómo llegar.  Es en la otra punta de Reconquista, van a tardar unos veinte minutos.  Apúrense, no vaya a ser cosa que se les escapen -

El Comisario , que tenía la taza a medio llenar, la volvió a completar con café, prendió otro Particulares, y abrió su agenda de cuerina negra, completamente ajadas sus tapas, no tanto por el maltrato sino por los años y años de anotar teléfonos que en algún momento iban a servir.

-  Hola, habla el Comisario Juares, ¿y ahí? ...  ¿Como te va nena? ...  Decime por una de esas casualidades, ¿el camión que está afuera es de la Elsa? ...  Pero la Gran Puta!  Pasame urgente con ella ..  ¿Cómo que no está?, ¿y dónde su fue? ...  Está bien.  Decile que digo yo que se raje YA MISMO .  Y está con un tipo, ¿no?  Si, los dos, que agarren el camión y que se vayan a la China, no se al Congo pero que desapárezcan.  Y que mañana me llamen  SIN FALTA  o los voy a buscar yo y los cago a tiros personalmente -  

Colgó el teléfono ese que parecía haber salido de una compraventa de usados y antiguos, puso en dos el ventilador, suspiró y subió el volumen de la radio.  Comenzó a escucharse su tango preferido.  Se quedó a merced del viento que le regalaban las paletas de fierro del ventilador (otra pieza de museo, seguramente) y cerrando los ojos comenzó a cantar junto con el Polaco Goyeneche, esta canción.  (hacer click sobre el link)


Esta zona de San Luis se caracteriza por sus pequeños ríos de infinitas curvas como todo curso que nace en las sierras y cuyo color casi siempre tiene que ver con las copas de los sauces, fieles compañeros de ruta, como en las novelas de amor, el uno para el otro.  Los dos se levantaron con el primer sol de la mañana, agarraron una botella de agua mineral de la heladera y dejaron la cabaña enfilando hacia el río que estaba a no mas de cincuenta o sesenta pasos.  Se sentaron a la vera, se quitaron las zapatillas y mojándose los pies, se miraron a los ojos y:

-  Hay algo que debés saber -

-  Estaba por decirte lo mismo, hay algo que debés saber -

Se quedaron mirando, esperandose, hasta que Ella tomó la iniciativa:

-  Soy rubia natural, pero hace años que me tiño, no me banco las rubias -

-  Yo soy gay, me gustan los hombres y no me gustan las rubias -

Y estallaron en mil carcajadas!!!!


FIN


Riqui de Ituzaingó 


Comentarios

  1. Miralo vos chie al Julio, quien lo iba a decir??????
    Te admiro por tu imaginación... Esperaba otro final pero la historia fue atrapante, me encantó!!!! Ana Lidia Pagani!!!!!

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