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El Vasco - 2. Un par de mate cocidos

 El camión esperaba ser cargado con el pedido de materiales del Convento de La Merced, y si bien aún no habían bajado el remito de la oficina, este ya estaba en marcha para disgusto de todo ser humano que merodeara por ahí.  La mañana, aún sin sol, se colmaba con una bruma helada, típica de los primeros días de Julio.  Pero el camión Dodge de Materiales San Martín, con su humareda de gas oil mal quemado, le daba al lugar una espesura que nada tiene que envidiarle a las tormentas del Mar del Norte relatadas por E A Poe.

-  Cheeee, carguen ese camión de una buena vez que nos vamos a morir todos intoxicados! - Dijo Pedro mientras hacía la recorrida de cada mañana, revisando que todo estuviese en orden.  Aunque en un terreno atestado de ladrillos, varillas e inmensos médanos de arena, pocas serías las sorpresas que habrían de aparecer.  A decir verdad, esa recorrida la usaba para fumarse un pucho medio a escondidas, para evitar los retos de sus empleados, todos con más de diez años trabajando junto a Él.

-  Pedro ¿y si en vez de protestar lo lleva al camioncito al taller, para ver si le arreglan ese motor? -  

-  ¿Y vos quién sos para decirme lo que tengo que hacer?  Mirá, no te echo a la mierda porque hoy no vamos a dar a basto con los pedidos.  Ponete a laburar y no te quiero escuchar en todo el santo día! -

-  Uyyy, cómo vinimos hoy ehhh! -

-  Pedro, teléfono!! - se escuchó desde la ventana de la oficina y González, tal como rezaba su documento, se fue rápido pero mascullando vaya a saber que palabras y haciéndole señas al Colo que no dejaba de sonreir.

La oficina de Pedro, que estaba arriba del local, era muy angosta, no entraba más que un escritorio y una silla a cada lado, pero sí ocupaba todo el ancho  del comercio, con enormes ventanas desde donde se podía disfrutar de la vista del hermoso boulevard de la avenida.  A lo largo de cuatro cuadras, lugar donde se ubicaban la mayoría de los negocios del pueblo, el cuidado diario por parte de los vecinos de ese espacio verde que separaba ambas manos de la avenida, era motivo más que suficiente para que alguien lo haya bautizado como Nuestro Jardín, con cartel y todo!.  Justo enfrente del corralón había dos bancos de plaza, pero de madera desnuda, laqueado cada año por uno de los pibes de la pinturería y esas maderas de un cobrizo intenso, realzaban el prolijo césped, aún hoy cortado a guadaña.  Como debe ser.  Lo que sigue siendo un misterio es porqué llegando a la calle 7 hay dos palmeras plantadas seguramente con más capricho que criterio de alguien.  ¿ Acaso esto es el Caribe? Es la pregunta recurrente que se hacen los que andan por ahí, cuando ya nada hay por comentar, y hay que cortar de alguna manera el silencio.  Imperdonable por estos lares, entre vecinos.

-  ¿Quién habla?-

-  Germán -

-   Ahhh, te acordaste de tu amigo!  ¿Necesitás plata para cubrir el banco o te echaron de tu casa?.  Porque no le estás pasando pelota a tus amigos últimamente -

-  Tengo unos criollitos que recién me dejaron los del reparto.  Preparate el mate cocido, que en un rato voy -

Pedro colgó el teléfono y abrió el pequeño armario que estaba al lado del baño.  Sacó un jarro de aluminio y lo completó de agua hasta casi donde terminaba la manija.  Encendió el anafe y luego de ponerlo a hervir, se volvió al armario y fue sacando, el tarro de la yerba, dos jarritos enlozados y una cuchara sopera.  Todo bajo la atenta mirada de Mary, su secretaria de toda la vida.

-  Pedro ya estaba extrañando que se me llenara la  ropa de olor a mate cocido.  ¿Porqué no se hace unos mates?.  Si quiere yo.... -

-  Pero carajo, ¿Qué les pasa a todos hoy que me dan órdenes?  No quiero faltarte el respeto, pero si no querés que te mande a la mierda, bajá y revisá todas las facturas de la caja de ayer que había un sobrante de caja importante.  Volá!.  Ahh Cuando venga Germán, que suba -

-  Ya estoy subiendo! -  Se escuchó por el pozo de la escalera caracol -  Andá pensando en cambiar esta escalera.  Ni vos ni yo estamos en condiciones de subirla mucho tiempo más -

La cara de Pedro se iluminó al ver al dueño del boliche de la otra cuadra, el único que estuvo a su lado cuando la mala, y salió a recibirlo con un no muy efusivo abrazo.  Pero viniendo de Pedro, era lo máximo.

-  Sentate.  Apoyá el paquete nomás; qué bueno verte -

-  Germán abrió la bolsita de papel madera y mientras comía el primer criollito, le dijo -  Esos jarritos enlozados, los había comprado en la ferretería.  Cuánta historia que tienen! -

-  No los uso; para mi son una manera de recordar los momentos que pasé, y es  por eso que hoy estns acá, esperando que hierva el mate.   Hablando en serio ¿Tenés algún problema, te pasa algo? -

- Hace unos días, cuando estaba abriendo el boliche, veo a un tipo sentado en una mesa.  Nunca lo había visto. Se tomó una ginebra, contó una historia y sin que me diera cuenta, se esfumó -

Pedro sirvió los dos jarritos y abrazando con sus manos el suyo para calentarse un poco, le dijo:  -  Me parece que necesitás un descanso.  ¿Cuántos años hace que no te tomás unos días? -

-  Creo que tres años, la última vez nos fuimos a Córdoba con la Claudia.  Pero si ella no está, viste..  Queseyó! -

-  Vámosnos a pescar unos días.  Le decimos al Cabezón, ahora que tiene camioneta nueva que nos lleve.  Él va siempre con José Antonio, por ahí por el Delta -

-  Puede ser.  Pero, pará.  Lo que yo ví, lo ví de verdad ehhh, tampoco estoy tan hecho pelota como para empezar a inventarme cosas raras -

-  Pedro baje rápido!!! -  Se escuchó por el pozo de la escalera

-  ¿Qué pasa? -  Contestó mientras dejaba de lado su jarro de mate cocido, aún sin probar -

-  Baje rápido! -

Seguido de Germán y tratando de no caerse por entre los intrincados escalones de chapa, bajó al local, y vió a todos sus empleados uno al lado del otro, parados, tapando los vidrios que mostraban a la Av San Martín -  ¿Qué es esto, un reclamo gremial?  Miren que los echo a todos, ojo con lo que van a hacer, ehhh -

-  UN  DOS  TRES.  QUE LOS CUMPLA FELIZ, QUE LOS CUMPLA FELIZ, QUE LOS CUMPLA DON CASCARRABIAS, QUE LOS CUMPLA FELIZ!!! -  El improvisado coro de los empleados del corralón, más un cliente que no quiso perderse los festejos, retumbó como nunca, ante la mirada de Pedro.  Y secándose una lágrima que ya buscaba la barba de dos días sin afeitar, les dijo:

-  La puta madre!!!! -

Germán, detrás suyo, le dió un par de palmadas y le arrimó uno de los dos jarros de mate cocido que había bajado.  Y todos se sumaron a un brindis, con lo que estaban desayunando, mates, pocillos de café, vasos ...  

-  Pedro, un año más que lo segiomos aguantando, y aunque le parezca mentira, casi que ya lo estamos empezando a querer.  Un poco nomás -  Mary que había tomado la palabra le entregó el regalo entre medio de aplausos y silbidos.

-  Una caña de pescar!!!   Una caña de pescar!!! -  Con la cara de asombro de un chico, la miraba y le mostraba a Germán - Vos estás detrás de todo esto - preguntó a su amigo

-  En absoluto, pero  me parece que lo de mis vacaciones, está cada vez mas cerca -

Pedro, sin largar la caña, se refregó los ojos, y poniendo su cara seria de siempre les dijo a todos -  Bueno, bueno, todo muy lindo pero todos a trabajar, sigue entrando gente y nosotros acá paveando! -

Ambos se fueron en dirección a la puerta del comercio, y mientras Pedro le quitaba el pasador, su amigo dijo:

-  Algo me habían contado, por eso me apuré en venir, pero lo que te conté del tipo este, es verdad creeme -

Una camioneta de color gris plata pasó despacio delante de ellos, y al reconocerlos, tocó un par de veces bocina, recibiendo los saludos desde adentro del local.  Pero al volver la vista hacia el boulevard, Don Germán gritó: -  Allá va!  -  señalando hacia la esquina de la 5, cruzando la San Martín.

Pedro se calzó los anteojos que tenía en el bolsillo de la camisa y se quedó mirando.

-  Era Él.  Dobló y se fue - 

La niebla ya había bajado y el perfume a gas oil mal quemado se fue diluyendo mientras la mañana seguía caminando a la espera del sol, ausente sin aviso.

Algún auto ya pasaba, alguna bocina se escuchaba.  Los hombres dejaron sus miradas sobre el pasto prolijamente cortado del Boulevard de la San Martín.


Riqui de Ituzaingó




Comentarios

  1. Y ya estoy en la duda si era un fantasma..... Mirta

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  2. Se viene la mañana miniserie!!!!!

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  3. Supongo que será como el del citroen amarillo que ... Continuará Ana Lidia Pagani

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