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Un valsecito para Julio (final)

 - Parece que va a seguir el mal tiempo, después de comer me voy a ir a la Terminal, así saco un pasaje para Reconquista -  Julio mientras cargaba el mate de yerba para hacerle la segunda a Elvira que estaba meta amasar lo que serían unos tallarines a la bolognesa para chuparse los dedos (según sus propios dichos)

-  Pero ¿ya se va a ir?  ¿Se va a perder la Kermesse? -

-  ¿Es hoy o mañana?  Porque si es hoy, la veo dificil, si no para la lluvia ... -  

Elvira recibió el primer mate, y mientras limpiaba la bombilla con el delantal, le respondió - Hoy viernes, en el Club Social, si hay mal tiempo lo corren para mañana, pero escuché en la radio que a la tarde cambiaba el viento e iba a limpiar.  Fresco pero sin lluvia - Le devolvió el mate y siguió - Quédese, y me acompaña, ¿Sabe cuántos años que no voy a una Kermesse? -

-  No quiero molestar mas, y además, necesito seguir mi camino, tendría que estar mañana a primera hora allí -

-  Mire, no es molestia, todo lo contrario, su visita trajo un poco de aire fresco a esta casa.  Mañana a las siete y media de la mañana tiene colectivo, con ese llega rápido, no es lejos.  Saque la pava del fuego porque está medio caliente el mate -

-  Está bien, me convenció, espero que cambie el tiempo y no se suspenda, mañana ya no estaré en Margarita -

Elvira enharinó la mesa de madera de la cocina y comenzó a estirar la masa con el palo de amasar.  Por lo que se veía, la masa se estiraba cada vez más, anunciando que iban a almorzar unos cuantos ese viernes.

-  Julio, fíjese de revolver un poco la olla con el estofado, que no se seque.  ¿Qué va a hacer a Reconquista? -

Le sacó la tapa a la pava, sopló un poco el vapor que de ella salía, como si con ese viento pudiese bajar un par de grados la temperatura del mate, y mientras le daba al cucharón de madera, le contó - Este viaje se va construyendo día a día, estoy naciendo nuevamente y todo lo que veo, y todo lo que vivo es nuevo para mi.  Seguramente cuando pegue la vuelta, si es que algún día lo hago, de Julio, solamente quedará el nombre.  En algún momento  del viaje supe de algunos hogares para chicos que no tienen familia o techo donde vivir, y que esperan alguien les de una mano.  Creí que durante un tiempo esa sería mi meta, ayudar a atenderlos, pero por esas cosas que pasan, imprevistos, me  quedé solo, y estoy cerca de Reconquista, ahí se que hay uno, y seguramente, algo podré hacer por ellos -

-  El Hogar del Sol -

-  ¿Lo conoce? -

-  Oí hablar de Él, hace unos años se vendió la propiedad y los quisieron desalojar, y todo el barrio se movilizó para que no lo cierren.  Finalmente el Municipio les dió un lugar, al lado del Gimnasio Municipal, y ahí funciona.  Fué muy comentado ese tema -

Julio seguía cebando mate y manteniendo el estofado (cada dos por tres le tiraba un pequeño chorro de agua de la pava) y Elvira ya había cubierto casi en su totalidad la mesa, dejando orear la masa antes de empezar a cortar fideos.

- ¿Conoce alguien del hogar? -

-  No, pero se que cuando fue lo del desalojo, lo manejaban las maestras del Jardín de infantes Nro1, así que es  probable que sigan estando ellas -

-  Último mate - sentenció julio

-  Si, ya está medio lavado.  Gracias - y se puso a chairear la cuchilla contra una punta de la mesada, que estaba medio cascada y aparentemente, le daba filo a la herramienta de la cocinera.


Si bien el cielo no se despejó por completo, la lluvia no fue tal a partir de la hora de la siesta, y el viento que comenzó a levantarse, secó el patio del Club Social, permitiendo armar durante toda la tarde, en un trabajo intenso todo lo necesario para el evento.  Los puestos de la Kermesse, las luces, y la instalación para que se escuche la música y el micrófono de quién haría las veces de relator, generalmente un vecino que aportaba el  equipo de música, los bafles y todo lo que hiciese falta, por ejemplo el micrófono y algún reflector para darle un poco más de importancia a la Gran Ruleta, el juego dónde más dinero creían poder juntar

 A las nueve en punto de la noche, se escuchó la bocina del remís que llevaría a la pareja durante casi diez  cuadras, en la fresca noche de Margarita.  Julio vestía como siempre, pantalón, una chomba y una campera liviana, y es  un misterio cómo usa ropa limpia, considerando el tamaño desu mochila, y que que quién relata esta historia (o sea yo) no mencionó palabra de alguna pasada por un lavadero o aunque más no sea, por el siempre ponderado piletón.   Todo lo que Él no vistió, pareciera que sí lo hizo su acompañante. Un vestido azul, que si bien no era de fiesta, lo usaba en ocasiones especiales.  Y contrastaba con la vestimenta que solía usar y conla que todos la conocían.  Con el pelo no pudo hacer mucho, cuando está corto no hay mucho para inventar, pero un buenpar de aros y un collar haciendo juego, es más eu suficiente para enmarcar, la sonrisa que tenía Elvira, en esta noche especial.  Este tipo de acontecimiento social, moviliza a estos pueblos, mucha gente ya estaba dentro del club, pudiéndose ver sacos con corbata, peinados de peluquería, y casi sin excepción, zapatos brillantes, que se repasaban enla vereda del club con algún pañuelo de papel en el mejor de los casos, o simplemente con la parte trasera del pantalón de los caballeros.

Desde la calle, se veía subir el humo del puesto de choris y hamburguesas, iluminado por los reflejos de algún reflector.  Marito, el hijo del buffetero, cortaba los Bono Contribución sobre una mesita del bar ubicada a la izquierda de la puerta de entrada.  Un camino de lamparitas de color, especialmente amarillas y alguna roja (como indica la tradición recordando a los fundadores españoles del Club Social) decoraba los diferentes puestos a cada lado del camino central que conducía a la Gran Ruleta, allá en el fondo, casi contra la cancha de bochas, hoy convertida en pista para la carrera de embolsados.  Como era de preveer, todas las miradas se posaron en la Profesora y su acompañante, hecho que quizás se convirtiese en el acontecimiento más comentado del año (en realidad en este pueblo no había mucho para chusmear)

-  Elvirita, qué elegante que estás! - Saliendo al cruce, la hermana del ferretero de la avenida, dió por iniciado el interrogatorio -  El señor, ¿pariente tuyo? -  A lo que la Profesora contestó asintiendo con la cabeza.  Las "Buenasnoches" se sucedían todas acompañadas e sonrisas, cómplices algunas e irónicas otras, Pueblo chico ... en fin

-  Julio ¿En cuál se anota? -

-  Yo tengo buena puntería, con las latas no puedo fallar, y creo que me animo a los dardos.  ¿ Y Usted? -

-  Uyyy, esto no es lo mío, pero voy a probar si tengo suerte y me gano algo de los peluches, para los chicos.  Qué lástima que no quisieron venir! -

Por los parlantes se escuchaba cantar a La Sole, y cada tanto el "locutor" arengaba a la gente para que participe.  "En quince minutos largamos con el  primer sorteo en la Gran Ruleta!  vayan comprando su número, hay solamente cien y los estamos rematando a setenta pesitos!" -

-  Ahí me anoto! - dijo Elvira - Tengo mucha suerte para los sorteos - 

Pero antes de que se cumplieran los quince, La Sole dejó de cantar, las luces dejaron de alumbrar, y un murmullo general comenzó a subir de tono hasta que de algún lado alguien dijo:

-  Les pedimos paciencia, tuvimos un corte de luz aquí dentro del Club pero quédense tranquilos que en breve lo solucionaremos -

El cielo seguía cubierto, si bien no llovía desde la tarde, el viento no llegó a correr las nubes y la  oscuridad era casi total.  En la zona del buffet se veía una linterna que iluminaba hacia adentro, algunas voces también desde allí parecían dar algunas instrucciones para solucionar el tema.  No fueron más de cinco minutos, quizás una llave térmica se había bajado por sobrecarga o algo así, y la luz se hizo nuevamente presente y los parlantes volvieron a vibrar a pura chacarera.

-  La plata, la plata, falta todo la plata! -

Justo a un costado de la Gran Ruleta, Pochi, la mujer del buffetero gritaba y hacía señas para todos lados

-  La recaudación  del sorteo no está, busquen a Ramirez! -  El buffetero a viva voz intentaba pedir con ayuda una solución mientras trataba de calmar a la Pochi, desencajada por la situación, inédita en la historia de la Kermesse

-  Marito!  Cerrá la puerta de entrada y quedate ahí, que no salga nadie! - Ramirez, el comisario de Vera, siempre se hacía presente en los eventos sociales del pueblo, algunos dicen que tenía un "fato" otros que aprovechaba para arreglar "chanchuyos", pero la cosa es que se hizo cargo enseguida de la situación

-  Don Mario, Nicolás, vengan, me van a tener que ayudar - pidió a dos vecinos ilustres, que le dieran cierta seriedad a su accionar, porque a decir verdad, no gozaba del mejor de los respetos en Margarita

-  ¿Cuánto habían juntado? - preguntó a Pochi - ¿  Alguien vió algo sospechoso en la zona del buffet, algo  para aportar? -  No sabía muy bien por dónde empezar a buscar, y en el ambiente se respiraba un aire enrarecido, y si no se resolvía rápido la cosa, la continuidad de la fiesta estaba en serio riesgo

-  Acá entre nosotros hay una sola persona que no la conocemos -  Entre la gente, una voz de mujer se alzó e hizo callar al cotorreo general - El hombre que trajo Elvira -  Un "uhhhh" generalizado, y todos los ojos se clavaron sobre Julio.  Ramirez vió la oportunidad de dar por concluida esta situación delictiva y continuó con su protagonismo. -  A ver Usté, venga de inmediato o lo voy a buscar por la fuerza! - Julio miró para todos lados, como buscando una explicación - no me moví de acá - le dijo a Elvira - Lo sé - contestó ella, medio resignada, - ..pero vaya, no se resista, ya se va a arreglar -   Julio se acercó al Comisario quién lo agarró de sus manos juntas en la espalda como si estuviese esposado, y lo llevó hacia adentro de la cocina.  Cerró la puerta y le dijo - Mire, acá faltaron siete mil pesos, yo no sé si Usted los tiene o no, pero la verdad no me interesa, porque la gente del pueblo ya lo condenó.  O pone los siete mil pesos ya o me lo voy a tener que llevar detenido a el destacamento en Vera, y me caga la noche.  Elija -

Julio se dió cuenta que no tenía alternativa, había caído en una trampa de vaya saber quién y porqué. - Encima tengo mil doscientos pesos - 

-  Con eso pagamos el remis para ir hasta la Comisaría, y apúrese a buscar una solución porque me estoy poniendo nervioso -

-  Puedo ir a un  cajero, ¿hay uno acá en el pueblo? -

-  Si.  Ahora salimos y Usted calladito la boca, ni una palabra ni un gesto.  ¿Me entendió? -

Ambos salieron otra vez al patio del Club y Ramirez con una cara de super héroe que se veía de lejos, dijo:  -  Ya recuperé el dinero robado, me llevo a este a la comisaría, y que siga la fiesta! -  

Hubo gritos y aplausos en general y los dos se fueron en el Renault del comisario.  Pasaron por el cajero, retiraron el dinero y .. -  Lo dejo en la Terminal, y se toma el micro que va para el norte, sale en media hora.  Y no quiero que haga boludeces, se va y no quiero volverlo a ver por la zona! -

-  Está bien, solamente le pido que me deje pasar a buscar mi mochila, tengo toda mi ropa y mis cosas ahí, es acá a diez  cuadras -

El Renault enfiló para lo de Elvira, llegaron y Julio golpeó las manos fuertemente, hasta que Elba se asomó por la ventana -  ¿Qué pasa? - mientras veía a Ramirez poníendo la baliza sobre el techo del auto, como para que se entendiera la situación

-  Por favor alcanzame la mochila que está al lado del piano, después tu madre te cuenta -  Y el Renault salió arando como para no perder tiempo y llegar antes que se fuera el último de La Veloz del Norte

-  Un gusto haberlo conocido! -  Ramirez esperó a que el micro cerrara sus puertas y pusiese primera en busca de su próxima  parada, la ciudad de Reconquista.


En la Kermesse ya todo había vuelto a ser como antes del apagón, y casi que la gente le había restado importancia al hecho  en  sí, valorando que iban a tener tela para cortar durante un buen tiempo.  Elvira cruzó todo el patio en dirección a la Gran Ruleta y se paró exactamente frente a Celia -  Esto te va a salir caro!  No me conocés a mi -  Se dió media vuelta y se fué hacia la salida, ya no tenía sentido allí su presencia.  Celia se calzó su mejor sonrisa y , se dió vuelta, guiñó un ojo y encaró hacia el puesto de bebidas en busca de algo con alcohol, cerveza podría ser.

En los parlantes se escuchaba este valsecito  cantado por La Sole, y la Gran Ruleta comenzó a girar nuevamente

(suban los parlantes y click en el link)


Riqui de Ituzaingó 






Comentarios

  1. Bueno vos lo creaste y decidis como termina, la historia de Julio fue interesante pero digo yo... Nunca fue a buscar el Citroen amarillo?
    Ana Lidia Pagani...

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  2. Es verdad Ana yo pensé lo mismo y el citroen?

    ResponderBorrar

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