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Ruta 14 (parte 1)

Lo primero que hizo Julio cuando se jubiló, ese mismo día, fué ir al taller Los Cuñados a pegarle una afinadita al Citroen.  En realidad era más una visita social que otra cosa porque el Pato fue y es su único amor, de esos que te acompañan toda la vida.  En el 75 en la Cooperativa se anotó a pagar en cuotas un auto, y le tocó salir sorteado el segundo mes.  Un emblemático 3CV amarillo que hoy sigue estando tan impecable como el día que con aplausos recibió sus llaves de manos del Gerente de La Fidelidad.
-  Don Julio, ¿qué le anda pasando al Chiche? - 
-  Buenas, nos jubilamos!! -  dijo Julio entrando al taller con las manos en los bolsillos, como quién no está muy apurado que digamos
-  ¿ Se refiere al auto?  No puede ser, si anda mejor que un cero kilómetro - 
-  Hoy es el primer día que no voy más a trabajar a la Compañía de seguros, ya trabajé bastante, me toca disfrutar.  Mejor dicho "nos toca disfrutar"
-  A ver si voy entendiendo  - el mecánico se limpió las manos con una estopa que todavía tenía un poco de nafta, y se arrimó a la mesita - ¿un mate Don Julio? - 
-  Y bueno - 
-  ¿Se toma vacaciones con el Citroen? - 
-  Masomenos así.  No son vacaciones, lo que quiero hacer es agarrar una ruta e ir metiéndome en cada uno de los pueblos que vayan apareciendo, pa´conocer viste! - 
El mecánico le arrimó otro mate, Él tenía calculado que como promedio, con sus clientes debía tomar dos o tres mates a lo sumo, el tiempo justo como para retomar el laburo - Quiere pegarle una revisada al Chiche, está bien, pero ya le anticipo que no necesita nada,le vamos a mirar los niveles de líquidos, lo engrasamos, chequeamos presión de gomas, y si te he visto no me acuerdo!  Déjemelo, y pase antes que cierre, a las seis -

Aprovechando la tarde libre, se quedó en el centro.  Pasó por la YPF y compró un mapa de la Provincia y uno de la Argentina, esos planos ruteros que siempre están en esos anaqueles a la entrada de los mercaditos de las estaciones de servicio.  A una cuadra y media estaba la librería Laprida, la de toda la vida, pero con dos chicas jovencitas atendiendo, seguramente las nietas de la Beatriz, la que tuvo como celadora en el Comercial 1 Bernandino Rivadavia.  Pidió un cuaderno rayado de 48 hojas, tamaño para la facultad, dos biromes una azul y otra roja, una escuadra chica, que entre en el cuaderno, y un resaltador.  
- Ochenta y tres con noventa - 
Pagó con cien y pidió - ¿Tenés alguna bolsita, pero no las finitas comunes, alguna más resistente? Es para guardar esto y los mapas en el auto -
- Le doy esta que es como de tela, la usamos para cuando nos compran un libro para regalar - 
Agradeciendo, Julio se fue caminando hasta el bar que está en la esquina norte de la plaza.  Buscó mesa al lado de una de las ventanas que miraban a la callecita del costado y pidió - Una café con leche, y si tenés medialunas de grasa, dos -  
 Mientras esperaba el pedido, recorrió con sus ojos el interior del local, y se detuvo en las mesas y sillas que estaban casi sobre el mostrador que hacía las veces de barra.  Siempre pensó que en su casa, junto a la salamandra quedaría muy bien ese estilo de mesa y sillas, una mesa y dos sillas de color marrón oscuro, quizás fuese caoba, aunque no era muy conocedor de maderas ni de árboles, El sabía de Seguros, de planillas, y de cómo hacerle entender a la gente que un archivo sin órden es una complicación más que una solución. Dos señoras charlaban amigablemente y dos chicos vestidos como para una foto escribían en hojas sueltas, con una tranquilidad poco frecuente para esa edad.  Un hombre solo, fumando contra la otra fila de ventanas y una pareja de cuarenta y pico comiendo una de muzzarella con dos Pepsi
-  Su pedido señor - 
-  Gracias - Acomodó la taza y el plato con las facturas, prolijamente sobre un borde, puso dos terrones de azucar, y cuando todo estuvo listo, desplegó en el resto de la mesa el Mapa de Santa Fé. - Ruta 14, San Gregorio, Cristophersen, María Teresa, vamos por ahí -

La estación de servicio sobre la ruta estaba en penumbras y a manguera limpia, limpiaban el piso del playón, antes que arrancara el nuevo día.  El sonido inconfundible de un Citroen empezó a mezclarse con los chorros de agua, y de a poco sus luces iluminaron los surtidores, hasta llegar a ponerse a sus lados.
-  Me llena el tanque - 
-  ¿Reviso agua y aceite? -
-  No, está todo bien -
Mirando hacia Buenos Aires, el cielo comenzaba a aclararse, parecíera que el sol templaría el inicio del viaje.
Casi llegando a la Ruta 14, un control policial detuvo la marcha de Julio, haciéndolo echarse a la banquina
-  Buen día - Con una seña sobre su gorra, el policía saludó al conductor
-  Buen día, tengo todo en órden, ¿qué necesita?
-  La verdad, lo paramos para ver el auto, es una joyita!, lo felicito.  ¿Para dónde va? -
-  Ruta 14, a ningún lugar en particular.  Quiero conocer estos pueblos y donde encuentre alguna buena historia, me quedo a escucharla.  Esa será mi vida a partir de ahora - 
-  Entonces vaya directo a María Teresa, y pregunte por el Tuerto Osvaldo.  Se puede quedar un verano escuchandolo hablar - 
Julio, saludó con un ademán, puso primera y le dió un toque suave a su bocina.  Ya tenía destino su primera expedición de rutero.

El Citroen amarillo comenzó a brillar, el incipiente sol resaltaba su color con los rayos que ya comenzaban a iluminarlo. A lo lejos, un cartel anunciaba el cruce de rutas; la mañana ya era tal....


(continuará)



Riqui de Ituzaingó








Comentarios

  1. Buena! Eso del contador de historias me hizo acordar de "La oreja en el suelo", una gran novelade Chase!!! Espero ansioso la continuación (eso sí, no venga con ovnis que eso ya lo escribieron unos borrachos que conozco, jajaja.

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  2. Que linda historia, espero la continuación que debe ser tan interesante como el principio!!!!

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