Domingo a la tardecita, y ya nos poníamos de acuerdo para salir, no muy tarde, el lunes se trabajaba, pero con todas las ganas y la ilusión de ir en patota a Castelar, al Bowling.
Nosotros le damos una importancia especial a esa salida y se notaba en la pilcha, todos nos poníamos lo mejor que teníamos, con perfume y todo. La ocasión así lo ameritaba.
Y a eso de las siete, enfilábamos para la Ruta y Arenas, a esperar cualquiera de los dos colectivos que nos arrimarían a la estación de Castelar, donde previo paso por un kiosco para comprar puchos, nos caminábamos un par de cuadras hasta llegar a nuestro destino final.
Éramos masomenos diez, y si había alguno que podía hacer la avanzada, se reservaban dos canchas; en tres estaríamos más cómodos, pero siempre había mucha gente los fines de semana.
El salón era grande, lleno de mesas enmarcando a la larga barra de tragos, pero a nosotros nos encantaba hacer la previa en las mesas que estaban en el balconcito que miraba hacia las canchas, justo por arriba de la escalera de acceso a la zona de cambio de calzado y de juego
Lo que nunca fue muy agradable era usar las zapatillas esas que nos daban, no porque estuviesen sucias o con olor, pero nosotros le teníamos idea, aunque era un paso inevitable para jugar.
A mi me gustaba ver cómo se administraba el espacio sobre la mesa que tenía cada cancha. Ahí tenía que entrar, la planilla, birome, cenicero, todos los puchos y un par de encendedores, no menos de tres o cuatro vasos, y se terminaba de complicar si alguien pedía algo para comer, porque no había dónde apoyar un plato. Al final de la barra , casi llegando a las canchas había una de esas máquinas hermosas, dónde uno elegía la música que escucharía todo el local. No se qué nombre tenía, yo la recuerdo como Fonola. Y así se llamará, por lo menos en este relato. Se ponían temas viejos, Creedence, y alguno de los Beatles, pero en el momento que recuerdo en este cuento, la canción que estallaba y nos hacía cantar a todos, era It´s a hurtache (es una pena) de Bonnie Tyler
Ese domingo, llegó como siempre, toda la barra, palpitando quién iba a superar el record de Adri, de la semana pasada, pero nos sorprendió que no había música, bah, en realidad se escuchaba algo de fondo, como si fuese un consultorio. De inmediato le preguntamos
al muchacho que nos cobraba las canchas
- Hola, vamos a querer 10, en dos canchas contiguas. ¿qué pasa con la música? -
- Hola, tienen cuarenta y cinco minutos de espera por lo menos. La Fonola, no anda -
- ¿Qué pasó? -
- Hoy vino el técnico, parece ser que se robaron una pieza. -
- Pero no se puede conseguir? - preguntó Roberto
- Esta máquina la trajeros de Japón, acá no hay repuestos -
- Que cagada! -
Ese domingo fue raro, no había entusiasmo. Se jugó solamente lo que se había pedido, sin extensiones, sin pioladas de un par de tiros mas.
El lunes a la noche fuimos al taller, y el tema excluyente era la Fonola, todos comentaban, "alguno que repara televisiones debe poder arreglarla" "yo conozco un disc jokey amigo, a lo mejor Él conoce a alquien que haya tenido el mismo problema" "¿Quién se va a robar una pieza de esa máquina?, no tiene sentido" "Che,tenemos que buscar a alguien que viaje a Japón"
Al otro día, cuando volví del colegio le comenté a mi tío : - Ché Tío, la otra vez me contabas que muchas orquestas de Tango van a tocar a Japón, ¿no? -
- Si, justamente ahora está allá Rubén Juarez, vuelve le fin de semana -
Salí corriendo y me llegué hasta el taller; Adri estaba abajo de un auto, dos tipos lo estaban esperando, y con cara de ganas de irse.
- Che bolú - Me agaché y en voz baja, le decía - Es urgente, tengo la solución -
No tuve respuesta inmediata. Le pateé despacito uno de los pies que asomaban debajo del Renault 12, y solamente conseguí un:
- No me hinchés las pelotas!- Creí entender el mensaje, y me despedí con un - Vengo a la noche después de cenar y tomamos unos mates - Me pareció una salida prudente, mi amigo estaba más sintonizado con un alternador que con la Fonola.
Esa noche vi la camioneta del reparto de pollos afuera, y de pasada al ver la luz de la casa de Carlitos encendida, le chiflé y le dije que nos juntábamos pal mate.
- MI tío conoce a un cantor de tangos que viene desde Japón, es la solución perfecta! - Dije mientras abría el paquete de yerba La Hoja
- Es Facilísimo! Lo llamás por teléfono y le decís "che fulano, comprame un pituto de la Fonola X58, o dos por las dudas, después cuando venís te damos la guita". Jajoder!- lo de Tony fue contundente, sin dar lugar a retruques y siguió
- ¿Alguna otra idea brillante? -
- Yo estuve haciendo algunas deducciones. Me habían comentado que uno de los parapalos, trabaja también en un bowling de Gaona, en Ramos; ese lugar tiene una Fonola como la nuestra. No tengo dudas que se lo afanó Él, seguramente a ellos se les rompió una pieza y como no la conseguían optaron por el delito. Me cierra todo - Carlitos expuso su teoría parado, como un profesor, mate en mano - Puta madre que está caliente Riqui!!!! -
- Escuchame Sherlock Holmes, ¿Quién te dijo que a los de Ramos se les había roto la Fonola? - Tony preguntó
- No, no, es una deducción mía -
- No hablés boludeces, Carlitos! - Tony miró al resto de la audiencia en busca de algún aporte
- Mi cuñado tiene una bandeja giradiscos profesional. Yo creo que si le ponemos un par de cables y los conectamos a la entrada del amplificador, porque seguro algo amplifica la señal, tenemos el problema resuelto - Dani, que recién se levantaba de la siesta hizo su infaltable aporte, el que ni siquiera tuvo comentarios de reprobación. Ni cinco de bola
- Che, Luis conoce a la dueña del Bowling, ¿porqué en vez de hablar tanto, no vamos a verla o la llamamos por teléfono? - Dijo Adri, tratando de poner un poco de coherencia a la charla
- Claro, porque Luis te va a pasar asi porque sí, el teléfono de la mina. Seguro que es un filo del taller - Cerró Tony
- Bueno, a ver vos que te la pasas criticando todos los aportes, proponé algo - Le dije mientras trataba de no perder la secuencia de la vuelta del mate, ya que todos se paraban y daban vueltas
- Tomá! Mirá ahi - Y me revolió una Segundamano. Tenía un aviso resaltado con birome "Vendo Fonola X58, funcionando, por viaje, Zona Boulogne. Teléfono 4756-8899" - Que alguno llame y pregunte cuánto piden, no sé, hacemos una vaquita entre todos y la compramos -
- Yo me ocupo! - Dijo Dani, ante la mirada incrédula de todos
El martes, Dani no aportó por el taller, el miércoles dijo que no se pudo comunicar, el jueves dejó mensaje en un contestador, y el viernes estuvo todo el día (es una forma de decir) esperando el llamado
- Pasame el número de teléfono - dijo Fabi, recién llegado de la Capital - ¿Adri, pruebo desde acá? -
- Y dale -
Se escucharon las siete vueltas del disco de esos teléfonos negros que se colgaban verticales, y que Adri guardaba dentro del placard
- Ahhh si, buenas noches, llamaba por el aviso...si, si, el de Fonola. Ahh, que se vendió, hoy lo entregaron. Bueno, gracias - Colgó el teléfono y mirando al público dijo: - Nos dormimos, y saben ¿cuánto pedía? Mil quinientos!!!. Que boludos! -
- Olvidemosnos, de última no es un problema tan grave, además lo que más nos gusta es jugar al bowling, ¿no? -
El domingo siguiente, como todas las semanas, la barra con asistencia perfecta enfiló hacia Castelar, no con el mejor ánimo, pero había que hacer el aguante al lugar elegido para las reuniones del último momentito antes de comenzar nuevamente la semana. Al abrirse la puerta, la música rebotaba por todas las paredes como en sus mejores noches. Roberto que había entrado primero fue corriendo hasta la Fonola y la vió espléndida, con sus colores bien brillantes, y por lo que pudo pispear, algunas canciones nuevas. Nos arrimamos todos a la barra, y Roberto lo encaró al encargado - ¿Cómo solucionaron el tema del repuesto robado? -
Julito el encargado, empezó a reirse y nos contó - No hubo robo. Lo que pasó es que durante tres o cuatro días, el pibe nuevo que está encargado de las canchas, se adueñó de la programación de la Fonola, y se la pasó poniendo canciones románticas italianas. Me estaba espantando a la gente!. Así que le desconecté la corriente un par de días y de paso cañazo, le sacamos esos temas para que no hinche más los huevos -
La barra estaba contenta, y esa noche se jugaron dos líneas cada uno, y se bebió mucho Gancia con Limón. Pa festejar!
En la Fonola, mientras tanto, sonaba esta canción:
(suban el volumen y hagan click!)
Riqui de Ituzaingó
Hay que lindo recordar el Bowling de Castelar, yo también iba.... Y a jugar al pool.. Hermoso recuerdo!!!!
ResponderBorrarAna Lidia Pagani...
Averiguá, porque el bowling de Castelar serró por ahí tienen la fonola a la venta...
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