El primer regalo que recuerdo haber recibido en Ituzaingó, fue un camión volcador Duravit, para Reyes calculo que sería el año 67, pero después, según mi memoria, me regalaron mi primer bici, una de hombre, como correspondía, con el caño que atraviesa recto desde el manubrio hasta el asiento. Azul noche, y con rueditas, y no muchos datos más tengo. Calle de tierra la mía, mi pista de aprendizaje fue la vereda de casa, y el circuito era llegar hasta la esquina de la base y volver, con la dificultad que me ofrecía la subidita entre mi vereda y la de los vecinos. Creo que aprendí a manejarla rápido, y recuerdo una vez que casi llegando a Saladillo, me pegué flor de porrazo y me raspé todas las piernas. Heridas de guerra. Algunos años más tarde cambié de modelo porque me compraron una Legnano plegable color azul eléctrico, la que ya me hacía jugar en las Ligas Superiores. Durante años fue una prolongación de mi cuerpo ya que era la única forma que qu...